· CONTENIDO
En este texto se tratan consideraciones
generales para el diseño y construcción de un paisaje montañoso sobre bandeja,
con un enfoque sintético y especial interés en el empleo de materiales
alternativos e innovadores.
Para optimizar los recursos y evitar
complicaciones innecesarias se sugiere seguir el siguiente ordenamiento:
Para la construcción de un paisaje
montañoso sobre bandeja se consideran tres componentes principales:
Material
vegetal:
Incluye a las plantas que emularán a los árboles y arbustos creciendo en un
paisaje natural. Los cubresuelos y el musgo completan el efecto.
Bandeja: Sobre ella asienta el
paisaje, por lo que debe cumplir una función estética y estructural (soporte
del peso). En este caso se utilizó una placa rectangular de porcelanato de 120 x 60 cm .
2) DETERMINAR
LAS DIMENSIONES DEL PENJING
Un paisaje transmite una imagen
natural y creíble cuando todos sus componentes (plantas, estructuras rocosas y
bandejas) armonizan entre sí. Para alcanzar este equilibrio se debe proyectar una escala que resulte viable
en función de la disponibilidad de materiales.
También se debe tener en cuenta el
sitio donde se emplazará el paisaje para que sus dimensiones no estorben, ni
resulte incómodo su mantenimiento.
3) SELECCIONAR
Y ACONDICIONAR LA BANDEJA
Se debe lograr una integración
estética de la bandeja con los otros elementos del paisaje. Según el efecto artístico
buscado puede tener un aspecto natural que se misture con el resto (ej. laja) o
aportar un marco que acentúe o destaque algún componente del paisaje (ej.
bandeja azul en un paisaje floral).
Existen diferentes materiales
útiles:
Suiban: Se puede emplear una bandeja
cerámica específicamente diseñada para este fin. Los orificios de drenaje no
son indispensables si el zócalo de la bandeja es bajo, debido a que la
limitante suele ser la desecación más que el encharcamiento.
Lajas: Son ampliamente utilizadas. Su
contorno se puede esculpir y se perforan con facilidad. En la actualidad es
difícil conseguir lajas de más de 1
m de largo ya que se comercializan en pallets.
Bandejas de cemento: Recubriendo con
cemento mallas de metal desplegado se pueden construir bandejas. Se deben
incluir alambres para el anclaje de los árboles que asientan en la base. Con el
agregado de minileca o granza se pueden lograr interesantes texturas; también
se pueden colorear (ferrites). Las sales que desprende el cemento son perjudiciales,
en particular para algunas especies (acidófilas). Este efecto se atenúa si se
lava reiteradas veces antes de la plantación.
Placas de mármol o granito: Resultan
en general muy caras y su modelado requiere herramientas y mano de obra
especializada lo que aumenta aún más su costo hasta hacerlo prohibitivo para la
mayoría de los proyectos. Son susceptibles al ataque de sustancias químicas que
pueden erosionarlas o mancharlas (ej: sulfato de hierro). Son pesadas.
Porcelanato: Como novedad se
propone el uso de piezas de Porcelanato. Aunque son de producción industrial si
se escogen adecuadamente (color, textura, terminación de los cantos) tienen
características estéticas muy atractivas. Soportan bien la carga de peso, son
resistentes ante elementos químicos y relativamente livianos. Sus costos son
aceptables en función de sus virtudes. Se sugiere el empleo de las piezas
rectangulares, evitando las cuadradas, que si bien se pueden recortar dejan
márgenes irregulares y desprolijos.
Se pueden perforar con mechas de vidia y atravesar
tornillos para fijar las estructuras montañosas, o pasar alambres para fijar
ejemplares vegetales.
4) DISEÑAR
LA ESTRUCTURA
MONTAÑOSA
En un paisaje montañoso la presencia
de desniveles genera un atractivo sensorial y aumenta la sensación de
profundidad. A su vez, la posibilidad de plantar árboles a diferentes alturas
aporta mucho dinamismo visual.
Para proyectar el diseño de las
montañas conviene usar a modo de plantilla la base (porcelanato) con lo que se
logra una noción más acertada de las formas, contornos y dimensiones deseables
para los peñones.
Para generar una elevación que
simule un accidente topográfico natural se pueden utilizar una gran variedad de
elementos: rocas naturales (ej.: piedra pómez), escoria de fundición (desecho
de la industria siderúrgica), volúmenes de cemento, etc.
Se destaca el empleo de bloques de Concreto/Hormigón celular. Este
material resulta muy accesible (económico y disponible). Es muy versátil para
realizar trabajos artísticos, se corta y talla fácilmente con herramientas
caseras (serruchos, formones, espátulas, destornilladores, etc.). Se le pueden
aplicar tornillos ya sea para fijarlo a la base, como para generar un punto de
sujeción de los árboles. Al tener una estructura alveolar (burbujas de aire)
resulta liviano, poroso, con una textura interesante. Retiene humedad y
con el tiempo “envejece” ganando naturalidad.
Es conveniente usar guantes durante
su manipulación ya que en contactos prolongados con la piel puede resultar
abrasivo (como la piedra pómez). Si se trabaja en seco desprende polvo
(barbijo), para evitar esto se puede humedecer previamente.
Las sales que libera son
perjudiciales para muchas plantas (tal como las del cemento), en particular
para algunas especies (acidófilas). Por tal motivo, se debe lavar antes de la
plantación para retirar la mayor cantidad posible de sales nocivas. Si se “cura”
adecuadamente no se observan efectos negativos en el cultivo, incluso de
especies sensibles (ej. Serissa foetida,
Lonicera nitida, etc.).
Una vez curadas, se pueden teñir con
diluciones de pinturas acrílicas o tinturas naturales.
5) SELECCIONAR
EL MATERIAL VEGETAL
Árboles: La selección de
ejemplares está limitada a la disponibilidad de recursos, pero se debieran
considerar como candidatos a aquellos de pequeña talla (mame, shohin), ya adaptados
al cultivo en macetas chicas, para favorecer su implantación en el paisaje.
Solo a modo de ejemplo se mencionan
algunas especies disponibles en nuestro medio: Acer buergerianum, Acer palmatum, Buxus sempervirens, Celtis Australis,
Cotoneaster horizontalis, Cuphea hyssopifolia, Cupressus sempervirens, Chamaecyparis
obtusa nana, Erica carnea, Fuchsia magellanica, Juniperus chilensis, Juniperus
procumbens nana, Ligustrum sinense, Lonicera nitida, Nandina domestica,
Parthenocissus tricuspidata, Punica granatum nana, Pyracantha sp., Rosmarinus
officinalis, Serissa foetida, Thuja sp., Ulmus minor, Ulmus parvifolia, etc.
Musgo: Es conveniente contar con una
generosa cantidad y diferentes variedades. Una vez recolectados se pueden mantener hasta su
empleo en una bandeja con alta humedad y baja exposición solar. También se
pueden cultivar, en vez de recolectarlos, aunque es más laborioso.
Cubresuelos: Hay que elegir
variedades que no resulten invasivas y terminen “sofocando” a nuestros
arbolitos (ej. Dichondra
repens). Se pueden recolectar en baldíos, veredas, etc. También se
consiguen como tapizantes en viveros (ej
Soleirolia soleirolii).
6) PLANTAR
LOS ÁRBOLES: UBICARLOS Y SUJETARLOS
Para lograr una imagen natural,
debemos imitar lo que se observa en un ecosistema montañoso real. En las zonas
altas la densidad de árboles debe ser baja (ejemplares aislados), en la base
pueden lucirse agrupaciones.
Se debe tener en cuenta que las
cimas y laderas altas de las montañas son el hábitat de árboles que al estar
expuestos a los rigores de la naturaleza (inclemencias climáticas,
desmoronamientos del terreno, escasez de nutrientes) expresan un gran carácter.
Sus troncos suelen tener mucho movimiento, con formas casi caprichosas y de
mucho atractivo artístico. Por lo expuesto se prioriza el empleo de árboles de
pequeño porte, con copas algo raleadas y diseños de gran dramatismo (ej.
Cascadas). En especial se recomiendan pequeñas coníferas (ej. Junipeus procumbens nana). Para
plantarlos se los aplica en pequeñas cavidades confeccionadas a tal fin, que se
completan con el agregado de keto (mezcla de arcilla y turba). Se pueden anclar
con alambres atornillados a los bloques.
En la base de la montaña es
esperable encontrar ejemplares menos castigados, con troncos rectos o
ligeramente sinuosos y copas más frondosas. El sustrato a elección depende de
varios factores, pero en general se priorizan las mezclas que favorecen la
retención de agua (ej: mezcla de turba, compost, vermiculita). Para plantar a los ejemplares de la base se
construye una “muralla” con keto que contiene el sustrato donde se
desarrollarán. Ese perímetro debe tener accidentes y sinuosidades. Si fuera
necesario se pueden fijar estas plantas sujetándolos a la bandeja o a la
estructura montañosa según convenga. Luego se cubre el sustrato con una capa
fina de keto, para que el riego no lo lave y sirva de asiento “adhesivo” para
el musgo que lo cubrirá.
La posición de los árboles debe
potenciar la sensación de naturalidad y de profundidad. Es una herramienta
contundente para trasmitir sensaciones al observador. Para logar este objetivo,
podemos recurrir a un método sencillo que consiste en interpretar al
peñón como si fuera el tronco de un gran árbol y distribuir a los diferentes
ejemplares como si fueran sus ramas. De esta manera, tal como si siguiéramos
las reglas habituales para el modelado de un bonsai, evitaremos poner “ramas” en
un mismo nivel. Dispondremos a modo de ramas bajas a los arbolitos más
desarrollados y destinaremos a las zonas más apicales a los más pequeños (en
cuanto a su talla, grosor de tronco y tamaño foliar). No debemos olvidar la
importancia de las “ramas” traseras que aportan profundidad a la imagen.
Cuando se construye un paisaje con
varios peñones es importante que estas estructuras y los árboles que se
plantarán en ellos se proyecten de modo tal que la imagen final integre
armoniosamente a todos sus componentes. Siguiendo con el paralelismo que
planteamos anteriormente, sería como diseñar un bonsái multitronco, donde los
troncos (peñones) y sus ramas (árboles) deben articularse adecuadamente entre
sí.
Sería óptimo lograr una cierta
gracia (“ritmo o musicalidad visual”) que invite al observador a recorrer el
paisaje con su vista. Es tentador decir que la imaginación es la única
limitante, pero más allá de las pretensiones artísticas se deben atender las
necesidades de cultivo de cada especie vegetal empleada.
El paisaje que creamos se comportará
de forma similar a un ecosistema montañoso, experimentando un gradiente hídrico
(la humedad disminuye hacia la cima), por lo que se deben distribuir los
ejemplares de modo conveniente respetando lo mejor posible sus requerimientos.
7) TERMINACIÓN
Y REFINAMIENTO
Se aplican diferentes variedades de musgo
y cubresuelos, tratando de magnificar el aspecto natural. Para esto es
conveniente alternar las texturas y colores, aplicándolos a modo de parches.
Se pinzan o modelan los ejemplares
si fuera necesario.
El uso de figuras (humanas,
animales, edificaciones, etc.) es controvertido y normalmente se desaconseja.
Si la preferencia del artista desatiende esta normativa formal, es recomendable
ser conservador para no malograr la naturalidad de la escena, emplear figuras
de calidad, respetar la escala y ambientación, para no desarmonizar la imagen.
Si se desea exhibirlo elevado del nivel del piso a
modo de patas se pueden emplear columnas ornamentales, bloques o ladrillos de
cemento o incluso macetas, cuya elección dependerá de criterios prácticos
(lugar de emplazamiento) y estéticos (similares a los expuestos para la
elección de la base
8) MANTENIMIENTO
Es habitual escuchar “los paisajes
son muy lindos pero difíciles de mantener…” y encontrarse con las ruinas de un
paisaje que fue una verdadera obra de arte parece confirmar la sentencia.
Las tareas de mantenimiento son
comunes a las realizadas en otras agrupaciones de árboles (bosques), pero con
algunas dificultades adicionales:
Mezcla de
especies:
Las diferentes necesidades de cultivo entorpecen el mantenimiento, en
particular si son muy disímiles.
Factores
topográficos: Como se explicó, por el declive del terreno existe una estratificación
de la humedad y si el riego es homogéneo, en distintos niveles la retención de
agua es diferente. En caso necesario se debe tratar de compensar con riegos o
vaporizaciones adicionales en las partes altas.
El desnivel del terreno también
complica la aplicación de fertilizantes sólidos sobre el sustrato. Se pueden suplir
por fertilizantes líquidos e incluso foliares.
Escasa disponibilidad
de espacio: Hay poco volumen de sustrato para que el material vegetal se
desarrolle a sus anchas. Lo que aumenta la necesidad de fertilizaciones y
renovación de sustrato periódicamente.
Dificultad
para moverlo y encontrar un emplazamiento adecuado: Es particularmente
cierto en los paisajes de grandes dimensiones. Esto complica también la
posibilidad de rotarlo periódicamente para equilibrar a lo largo del tiempo la
exposición al sol que reciben todos sus ejemplares. Por este motivo es recomendable
comenzar con proyectos de dimensiones conservadoras.
· CONCLUSIONES
Por lo expuesto se evidencia que las
necesidades de mantenimiento de un paisaje montañoso son muy demandantes,
consideración que sería lógico atender antes de embarcarse en un proyecto de
este tipo. También es cierto el enorme regocijo que brinda la contemplación de
un paisaje, que nos conecta con una imagen tan potente de la naturaleza.
Dependerá de nuestra dedicación lograr
que nuestra creación no se convierta en una pieza de arte efímero.
Autor del texto:
Germán Gámbaro.
Revisión y corrección
técnico-artística:
Luis Alfredo Mangiarua.
Colaboración y fotografía:
Maximiliano Acosta.
2 comentarios:
LUIS MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR TU OBRA Y EL PASO A PASO ES MUY IMPORTANTE QUE TU GENEROSIDAD NOS SIRVA DE AYUDA A LOS QUE NO TENEMOS LA SUERTE DE TENERTE CERCA .EL PENJING QUEDO FABULOSO ,Y TUS CONSEJOS PARA REALIZARLO CON ELEMENTOS ECONÓMICOS Y VIABLES ES " SUPER" DE NUEVO GRACIAS UN ABRAZO
GRACIASSSS!!!!
Andrew B.
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